Vuelve la Challenge Cup y Houston Dash, vigente campeón, tratará defender el título tras un años lleno de historia para el club.
Aún sin ser uno de los gigantes de la NWSL, Houston Dash, es uno de los clubes con más historia del fútbol femenino estadounidense. No fue hasta el año pasado cuando el conjunto de Texas logró entrar en sus primeros play-off de la historia para terminar levantando el título de campeón de la Challenge Cup.
James Clarkson ha logrado confeccionar una de las plantillas más competitivas que se recuerdan en Houston. Un equipo repleto de calidad y con nivel de sobras para volver a luchar entre los grandes de la competición. Pocos imaginaban ver semejante cambio en el nivel de juego de Houston Dash. Las de Texas parecen haberse consagrado ya como uno de los grandes equipos del soccer.
Tras la división de la NWSL en conferencia oeste y este, Houston jugará obviamente en la primera de estas dos y se encargará también de disputar el partido inaugural ante Chicago Red Stars emulando así la que fuera la final de la pasada edición. Houston fue uno de los equipos que menos jugadoras cedió en la offseason, únicamente su estrella, Rachel Daly, se fue cedida al West Ham. En el club londinense su nivel no se asemeja lo más mínimo al habitualmente mostrado en el soccer.
En lo que al Draft Universitario se refiere, la actuación de Houston fue de las más pobres del campeonato. El equipo no apareció hasta tercera ronda y lo hizo para llevarse a Joelle Andersson, Makame Gomera y Delanie Sheenan, no obstante, ninguna de estas ha terminado por entrar en la plantilla para la Challenge Cup.
A diferencia de otros equipos, la estrella de este Houston Dash no se trata de ninguna jugadora canadiense, ni estadounidense. Se trata de una británica, Rachel Daly, que tras varios años vagando en la élite del fútbol femenino sin pena ni gloria, firmó la anterior campaña con un rendimiento de ensueño.
Si tenemos en cuenta las Allocated Players, las de James Clarkson no tienen especialmente grandes nombres, tres por parte de Canadá: Allysa Chapman, Sophie Schimdt y Nichelle Prince. Mientras que por parte de Estados Unidos, destacan Jane Campbell y cómo no, Kristie Mewis. Las cinco jugadoras mencionadas anteriormente serán salvo sorpresa, titulares indiscutibles en los esquemas de Houston.
¿Logrará alargar James Clarkson el gran momento de forma?
Cómo se dice popularmente, ‘difícil no es llegar, es mantenerse’, y es que Houston Dash lleva ya prácticamente un año asentado en lo más alto del fútbol femenino norteamericano tras levantar la primera edición de la Challenge Cup. Ahora bien, ¿logrará un equipo con una plantilla que no sale de lo habitual repetir título?
Motivos existen tanto para pensar que sí habrá revalidación del título como para pensar en una sorpresa negativa en Texas. Empezando por el aspecto negativo, el motivo que hace pensar en la NO revalidación del título. Simplemente es necesario fijarse en las Fall Series disputadas por el equipo de James Clarkson, el equipo estuvo bastante lejos del nivel que mostró en la Challenge Cup y ni siquiera fue líder de su conferencia.

Es cierto que Houston no pudo contar en las Fall Series con Rachel Daly y se tuvo que medir con dos de los rivales con mejor plantel de la NWSL, Orlando Pride y North Carolina Courage. Pero si se quiere mantener el título de campeón es imprescindible estar equipado para enfrentarse con cualquier equipo de la competición.
Si tenemos en cuenta el aspecto que nos hace pensar que Houston Dash mantendrá su nivel de cara a la segunda edición de la Challenge Cup, este pasa por la plantilla y es que en comparación al equipo que vimos la temporada anterior, la única baja destacable es la de Cami Privett que además no fue ni siquiera titular.
La pizarra de Houston Dash
Es evidente que para llegar a levantar un título Houston Dash tenía que cambiar su estilo de juego partiendo desde un nuevo técnico. Lo hizo con un un James Clarkson que al llegar a Texas implantó un sistema de 4-3-3 o 4-5-1, pero siempre dando mucho protagonismo a los contraataques habitualmente liderados por las centrocampistas, Shea Groom y Kristie Mewis habitualmente.
Es cierto que no se trata de un juego en el que destacan las posesiones largas, sino un equipo ordenado defensivamente y que tras robar el balón es capaz de plantarse en el área rival en 3-4 pases. Lo más habitual y lo que hemos visto hasta la fecha, se trata de una escuadra que le gusta empezar jugando desde atrás, sin tomar riesgos innecesarios, pero siendo verticales desde primera línea.

Posiblemente el punto flojo de este Houston lo encontremos a la hora de defender. Posiblemente la manera más fácil de tumbarlas, sea aplicando su misma medicina, porque cuando llega el momento de juntar líneas y defender un contraataque, la defensa de Houston se convierte en un absoluto coladero.
Tampoco se trata de un equipo con una pareja de centrales sólida y consolidada, sino que la titularidad pasa por muchos nombres en una misma temporada en lo que a la zaga se refiere. Denisa Blackwood, Megan Oyester, Ally Prisock y Annika Schimdt se disputan continuamente el puesto de central. Aunque esta última parece llevar algo de ventaja sobre el resto. Ahora bien, con equipo idéntico al de la anterior temporada, ¿con qué sorprenderá el Houston Dash de James Clarkson?