Llegaban a la Challenge Cup como favoritas y se han marchado como la gran decepción, Utah Royals y su versión de juego ofrecida deja mucho que desear.
En un 2020 lleno de sorpresas, el ruïn rendimiento de Utah Royals en la Challenge Cup ha sido una de estas. Una de las grandes potencias financieras de la NWSL y una de las mejores planificaciones deportivas del campeonato apenas ha alcanzado objetivos. Un juego decepcionante que desemboca en resultados todavía peores han llegado a Utah en un 2020 marcado por la llegada de Craig Harrington al banquillo Royal. Desde luego no funcionó lo más mínimo la apuesta de la directiva en fichar a un entrenador que no conocía la competición. Algo que no viene de nuevo, la mayoría de técnicos que llegan a ‘los States’ como novatos terminan estrellándose en sus primeras temporadas, Harrington no ha sido una excepción .
Por otro lado tampoco parece apropiado adjudicar todas las culpas sobre el técnico de Herriman. La situación no ha acompañado lo más mínimo y más en un equipo que ha renovado a gran parte de su plantilla. Si a esto le sumamos que jugadoras y entrenador tan sólo han disfrutado de un mes de pretemporada, se plantea como difícil una adaptación correcta y dentro de sus pautas. Se preveía que la temporada diera inicio en Abril con total normalidad, pero el Covid-19 nos deparó una pretemporada a principios de Mayo, sin partidos amistosos y con equipos sin apenas rodaje que disputaban dentro de tres semanas una competición de alta exigencia física y mental, la Challenge Cup.
Si hablamos de proyecto el de Utah es uno de los más ambiciosos del campeonato, jugadoras de primerísimo nivel, con experiencia en la misma liga o bien en competiciones europeas. Otra situación se habría dado en el caso de que las de Salt Lake hubieran podido plantear la temporada de manera coordinada y lejos de jugar contra el reloj. Un equipo que llegaba también con las ausencias de dos de sus jugadoras claves; Kelly O’ Hara, termino jugando unos pocos minutos y Christien Press, quien parece tener las horas contadas en el conjunto ‘lion’. Eso no quita la poca fluidez táctica en el esquema de Utah.
Craig Harrington y un concepto equivocado:
Un entrenador ‘inexperto’ no es una mala opción para un banquillo como el de Utah que siempre requiere innovación, buen juego, posesión sobre el césped… Pero una opción de futuro o de presente se transforma en un prematuro fracaso cuando ‘el mundo juega en tu contra’. Cuando pesa más la situación fuera del campo que dentro, gana quien consigue hacer caer la suerte de su bando, no ha sido el caso de Craig y su Utah. Tras triunfar en el fútbol de selecciones, muy distinta ha sido su primera y para algunos última temporada en Utah.
Un entrenador que ha tratado de poner en práctica un estilo de juego innovador, vistoso, pero que aún contado con expertas del ‘tiki-taka’, como Verónica Boquete, el concepto de juego ha terminado naufragado en una Challenge Cup que si no mejora la situación, será la última competición del 2020 en la NWSL.
La caída en cuartos de final no estaba en los planes de un anfitrión que llegaba con la etiqueta de futuro campeón. Un planteamiento de juego realmente aburrido llevó a Utah a sobrevivir en la fase previa, pero a recibir un tremendo golpe de realidad en la fase final cuando Houston les dejaba fuera del camino desde los once metros.
Muchas veces vemos como los equipos, entrenadores, directivos del ‘soccer’ tienen un concepto muy equivocado del juego de posesión, aquel juego que perfeccionó Johan Cruyff. No es lo mismo encadenar pases sin una idea de gol que encadenar pases en máxima coordinación acompañados con pinceladas de arte que terminan en goles de película. En esta Challenge Cup Harrington y su equipo han sido de los primeros, de los que han encadenado pases sin una idea de gol. Si existe un duelo realmente fuera de contexto y con un juego realmente canson ha sido el disputado entre Utah y OL Reign en la fase previa.
Mucha calidad, poca efectividad:
El comportamiento de Utah sobre la pizarra tiene su cierta repercusión en cuanto a estadísticas. Ese juego tan ‘conservador’, tan desconfiado, sin seguridad desemboca en que su delantera centro, Amy Rodriguez, tan sólo haya realizado un total del 10% de sus pases en dirección a la portería rival, mientras que el 40% de sus pases se han producido en dirección contraria.
Desde luego, por calidad no será. Soy de los que piensan que Utah se ha reforzado mejor que muchos de sus competidores. Pero la calidad no sustituye a la efectividad, esta última una faceta de la que ha carecido el conjunto de Salt Lake durante gran parte de la Challenge Cup. Han sido más de cuarenta los chutes realizados por el equipo Royal en sus cinco partidos de Challenge Cup, de los cuales tan sólo cuatro terminaron dentro de las redes rivales. Si el generar poco lo combinamos con el anotar poco, la situación es simplemente decepcionante.
El juego de Utah se construye principalmente sobre un centro del campo repleto de calidad; Vero Boquete, Kate Bowen, Jónsdóttir o Diana Matheson son nombres hechos para practicar cualquier tipo de juego. Lejos de las portentosas tácticas, Harrington cuenta en sus posibilidades con Tziara King o Aminata Diallo, delanteras físicas que lo poco que han jugado, han logrado cambiarle la temperatura al partido. Por desgracia no han gozado de las oportunidades que han merecido, entre ambas no llegan a los 300 minutos disputados. Lo más seguro es que las próximas temporadas las veamos buscando nuevo equipo pues su estilo táctico no se asemeja lo más mínimo en Utah.
¿Planes de futuro en Utah?
Tratándose de él 2020, pocos son los valientes capaces de aventurarse a hacer pronósticos de futuro. Hasta el momento lo único confirmado por la misma NWSL ha sido que el 17 de Agosto vuelven los equipos a los entrenamientos. Parece que no podremos ver más fútbol hasta 2021, por lo que gran parte de las jugadoras que visten elásticas estadounidenses migrarán a Europa en un futuro no muy lejano.
Haciendo referencia al futuro en Utah, no creo ni tampoco veo justa una posible destitución de Craig Harrington. La cuestión es simple, se plantea como un disparate cesar a un técnico que apenas ha contado con los medios suficientes y que en comparación con otros técnicos ha jugado con algo menos de ventaja: Ha llegado a un equipo mayormente nuevo y sin rodaje previo a la Challenge Cup.
Tampoco veo justo el juzgar a ciencia cierta a un técnico por cinco partidos contados, todos ellos desastrosos. Aunque la depravada versión futbolística mostrada por las Royals es más que evidente. El de Utah es uno de los potenciales económicos del campeonato con mayor calibre, por lo que se espera que en las próximas temporadas el conjunto que actualmente dirige Craig Harrington realice una fuerte inversión en talentos del fútbol europeo. Lucy Bronze o Dzsenifer Marozsán son dos de los nombres que en mayor número de ocasiones se han relacionado con Utah Royals. Todo sea dicho, desde Utah plantean también una contundente ola de salidas. ¿Quizás empezando por el banquillo? o no…