Tras 15 años como profesional y a los 35 de edad, la histórica portera canadiense, Stephanie Labbé se retira del fútbol profesional
La generación que tantos éxitos nos ha regalado en Estados Unidos y Canadá a nivel de fútbol femenino está ahora más cerca que nunca del retiro. Hoy nos toca despedir a otra leyenda como Stephanie Labbé que ha cerrado su carrera por todo lo alto colgándose una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokyo, siendo pieza clave del conjunto canadiense dirigido por Bev Priestman.
Con paso en la liga Suecia y la NWSL principalmente, ha cerrado su carrera militando para el Paris Saint Germain, donde no la hemos llegado a ver más de una temporada completa. Un total de nueve equipos son por los que ha pasado la meta de Edmond. A lo cual añadimos un influyente paso por la selección nacional.
Podríamos decir que en la mayoría de sus equipos ha jugado un rol clave, obviamente con mayor o menor nivel pero dejando el sello de ser la primera gran guardameta de fútbol femenino canadiense. La presión estuvo presente en su currículum desde 2004, cuando llegó a una de las universidades más competitivas a nivel futbolístico, Connecticut, que alcanzaba además su punto más álgido durante los años de Steph bajo palos.
Tras prácticamente 20 años de carrera, 18 para ser exactos, Stephanie Labbé cuenta con unos números de lo más envidiables. 17.000 minutos a nivel de clubes, contando ligas domésticas, copas nacionales y 900 minutos en competiciones de carácter internacional. A esto debemos sumar 5.010 minutos como internacional con la selección de Canadá. Un total de 55 partidos, sin tener en cuenta sus participaciones en categorías inferiores. En total más de 20.000 minutos, con una medalla de oro, otra de bronce y un título de NWSL bajo el brazo como lo más destacable.
En Julio de 2008 debutó con Canadá, tras 55 partidos con la selección y dos medallas olímpicas, en el próximo mes de Febrero la todavía portera del PSG pondrá punto y final a su carrera. Una Stephanie Labbé que fue en 2020 mejor portera de la Concacaf, guante de oro, por lo que a pesar de su inminente retiro no ha tenido ningún problema para seguir mostrando un gran nivel.
Una carrera soñada entre Europa y Estados Unidos
En 2005 disputó los 22 partidos de 22 posibles. Encajando solamente siete tantos y despertando ya a los ojeadores más golosos. En la próxima temporada mejorarían encajando solamente 20 goles en 1.879 minutos disputados, en los cuales llegó atajar 73 balones y siendo incluida como una de las mejores portera de la conferencia Este (Big ten East).
Su tercer curso como universitaria, logró batir un récord de la universidad. Encajando 14 goles en 2058 minutos, 21 partidos totales. Lo que nos deja una media de 0,60 goles por partido y solamente dos derrotas. En su último año antes de saltar al fútbol profesional, nos dejó un enorme papel en la College Cup tanto individual como colectivo.
Su primer club a nivel profesional fue el New England Mutiny en el cual militaba durante los parones de competición en las universidades. No obstante, su primera experiencia tras la universidad y a la misma vez lejos de casa, fue en el Pitea Sueco, donde fue clave durante tres temporadas a pesar de su juventud.

En Pitea se ganó el amor de la afición cuando tras un descenso en 2009, fue una de las tres futbolistas que se mantuvo en la plantilla para al año siguiente terminar ascendiendo a la categoría que les merecía, la primera división. Decidió exprimir al máximo su fútbol en Suecia cuando firmó por el Orebro para terminar allí su primera temporada como segunda clasificada en liga aunque sin ser todo lo clave que ya fue en Pitea.
Aquí no acabaría su experiencia con el fútbol sueco, donde volvió en 2018 tras vestir las camisetas de Washington Spirit con quien debutó en la NWSL y los Calgary Foothills donde hizo historia compitiendo con hombres. Su regreso se dio de la mano del Linköpings en 2018 equipo de gran nivel pero en el que tampoco terminó siendo todo lo clave que hubiera deseado.

Después de un corto pero intenso paso por North Carolina Courage en 2019, un año más tarde ya con el inicio de la pandemia, la vimos volver a vestir la camiseta de un conjunto sueco, el Rosengard donde disputó diez partidos siendo importante para el equipo al cual llegó ya con el curso empezado y posiblemente hubiera terminado de otro modo de no ser por su presencia.
A nivel de clubes, la última vez que disputó un partido oficial fue de la mano de un PSG donde se ha mantenido durante seis meses, sin ser todo lo clave que hubiera deseado. No se oficializó su retiro sin antes disputar su último parón de selecciones el próximo mes de Febrero con Canadá, una vez esto suceda, se convertirá oficialmente en la siguiente en acompañar a Carli Lloyd en esta ola de históricos retiros.
Steph Labbé y la NWSL, una aventura efectiva
La experiencia de Stepahnie Labbé en Estados Unidos se divide en varias etapas, destacando obviamente la que tuvo en North Carolina Courage donde se coronó como campeona de liga. No sin antes debutar en un Washington Spirit donde tuvo una primera temporada como suplente y un segundo curso, 2017, sin ser todo lo clave que hubiéramos imaginado. Un equipo que ha cambiado mucho a lo que conocemos hoy en día.
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Sus dos temporadas en North Carolina Courage fueron puramente para saltar a la historia del conjunto dominador por aquel entonces del fútbol femenino. Una de las primeras guardametas en vestir la elástica de las carolinenses y llevando así también al equipo hasta a su segundo título de NWSL disputando 18 partidos en la campaña de 2019. Por casualidad o no, Labbé y Savannah D’Angelo son las dos canadienses con más historia en el club, aunque no coincidieron en temporadas, ambas defendieron la portería del equipo.
Stephanie Labbé y la apuesta por el fútbol mixto
Desde sus inicios el fútbol en líneas generales ha tenido que romper muchas barreras y sobre todo un fútbol femenino que se ha antepuesto a todo tipo de obstáculos. No obstante, la candiense Steph Labbé trató de ir más allá entrando en un equipo masculino el Calgary Foothills de la cuarta división norteamericana.
Ellen Fokemma en Holanda y Yuki Nagasoto en el fútbol japonés nos han dejado por evidente que es posible el fútbol mixto, ambas lo han hecho en temporadas recientes. No obstante, Labbé no corrió la misma suerte. La guardameta abrió los ojos de un técnico, Tommy Wheeldon Jr. que la quiso incluir en su plantilla en la temporada 2018 a pesar de tratarse de un equipo masculino. Todo parecía perfecto, incluso llegó a disputar varios amistosos con el equipo.

Habiéndose asentado ya en el equipo y preparada para dar el salto histórico de un equipo femenino a un equipo masculino, la FIFA le terminó por prohibir su participación en la competición profesional/amateur masculina, por lo que tuvo que acabar recalando en las filas de un North Carolina Courage donde meses más tarde se proclamó como mejor portera del país. No hay mal que por bien no venga y lo sabe bien una Labbé que ganó por goleada a sus compañeras en el ser más curiosa.
Stephanie Labbé y una gestión de emociones referente
Tras los Juegos Olímpicos de 2012, en los que no disputó un solo minuto acompañado de varios problemas a nivel personal, Labbé cayó en una depresión que le llevó a dejar de entrar en convocatorias de la selección nacional centrándose simplemente en su club el Orebro. Era una portera muy joven y prometedora pero estaba cerca de una frustración que parecía eterna en su cabeza. Todo se volvía negro a su alrededor.
No obstante, contó con la ayuda de compañeros que estuvieron a su lado durante sus inicios en el mundo del deporte, recordemos que de joven estuvo cerca de elegir el camino del Hockey Hielo, por suerte se quedó en el soccer. A principios de 2015, volvía a recibir la llamada del combinado nacional por parte del seleccionador John Herdman, uno de los nombres clave en su carrera futbolística.
Después de rotarse la portería con Erin McLeod, llegaba el momento de los Juegos Olímpicos de Río, allí Canadá logró un bronce olímpico con un espectacular nivel de Stephanie Labbé que aunque no llegaba al torneo como titular, lo cerró como tal tras una lesión de McLeod.

Tras los Juegos Olímpicos pasó por Washington Spirit, equipo en el que debutó en la NWSL, la mantenía al margen de la titularidad mientras Jim Gabarra se encontraba como entrenador. Después de varias preguntas dirigidas al cuerpo técnico sin respuesta sobre su poca presencia sobre el terreno de juego, su etapa en la capital terminaba por llegar a su fin. Una vez más momentos complicados anímicamente.
A raíz de aquí, empezaron los cambios a mejor. Pero no sin antes la ayuda de dos factores fundamentales tal y como ella ha admitido en varias ocasiones, el ‘yoga’ y la ‘naturaleza’. A nivel personal influyeron sus amigos Bev y Gerry, su hermano Kevin. Mientras que a nivel de clubes fue Shelina Zadorosky quien la apoyó durante sus malos momentos en Washington Spirit.

Volviendo a Suecia y siendo clave en la Damallsvenskan, fue como la terminamos viendo volver a una NWSL en la que fue campeona de liga con North Carolina Courage y dos años más tarde colgarse la medalla de oro en Tokyo, diciendo adiós a todos esos malos momentos emocionales con los que tuvo que lidiar dentro y fuera del campo.
Este mismo año, 2021, lo ha cerrado realizando charlas de ayuda a otras deportistas de élite para solventar situaciones similares a las que ella vivió. Sin duda alguna, la estrella canadiense, ejemplo a seguir dentro y también fuera del campo.