La situación del Covid-19 ha generado numerosos movimientos entorno al mundo del deporte, y cuando todo parecía arreglarse, son las propias jugadoras quienes modifican el ansiado regresó al fútbol y dentro de una pandemia generan otra pequeña crisis negándose a jugar la Challenge Cup de Utah .
El mundo del fútbol femenino ha atravesado muchas situaciones difíciles y de altas tensiones y la que atraviesa el fútbol femenino estadounidense podría ser un nuevo capítulo dentro de las protestas que ha sufrido el deporte femenino a lo largo de la historia. La Challenge Cup será la competición que sustituya el curso liguero de la NWSL el cual tiene cabida de Marzo hasta Septiembre, pero con el fin de frenar la propagación del Covid-19 se ha decidido crear dicha competición, cuya sede será la del estado de Utah. Cuando se anunció en su día, para muchos era el auténtico paraíso del fútbol, pero parece que las cosas para la Challenge Cup van de mal en peor, las crisis se acumulan y la federación es incapaz de achicar agua.
Un paraíso que poco a poco se está convirtiendo en purgatorio, pues el fútbol femenino sin Megan Rapinoe es como un verano sí playa, un total sinsentido. El caso de la capitana norteamericana es el único oficial, pero no parece que vaya a ser solo ella quien se abstenga de competir en la Challenge Cup, Julie Ertz, Tobin Heath o Carli Lloyd, también plantean su ausencia. En resumidas cuentas; peligra la presencia de muchas de las protagonistas del combinado nacional estadounidense, algo que sin lugar a dudas bajaría el nivel competitivo de una forma drástica. Desde ‘Los Angeles Times’ se apunta a que serán solo jugadoras locales las que se ausenten de disputar dicho certamen. Costará ver al OL Reign sin Pinoe sin el puñal de Redding recorriendo el carril como si no hubiera un mañana. Pero bueno, todo es acostumbrarse.
Tras la confirmación por parte de varios medios oficiales sobre que Megan Rapinoe no entrara en la lista para la Utah Challenge Cup, Farid Benstiti, entrenador francés del OL Reign, club donde juega la atacante estadounidense, realizaría las siguientes declaraciones; «Es una pena. Comprendo sus motivaciones, pero estoy decepcionado y frustrado de que no esté con nosotros para disputar este torneo”.
El técnico aseguró: «Megan es muy importante para el grupo y podríamos haber logrado algo importante si ella estuviera con nosotros. El equipo la echará de menos y también el fútbol femenino”.
Sí ya de por sí es curioso el ver a jugadoras abstenerse de realizar ‘lo que más les gusta’, más sorprendente es la decisión de la federación estadounidense de no sancionar a ninguna de las jugadoras que se mantendrán al margen durante la vuelta al fútbol. Una medida que ha generado cierta molestia por parte de las jugadoras extranjeras quienes se niegan rotundamente a dejar de jugar al fútbol sea en la Challenge Cup o en el Mundial.
Ni los clubes ni federación y tampoco ningún medio de alta relevancia ha realizado ninguna afirmación o especulación sobre el porqué de la ausencia de Rapinoe, pero creo que la situación que atraviesa el país y la sociedad en líneas generales dentro del asunto del racismo que llega acompañada de la gestión de Donald Trump al frente de un país como U.S.A. Es una de las teorías por la que la de Seattle haya dicho ‘basta’ y junto a varias de las mejores jugadoras del campeonato se ausente de volver a la competición para protestar así contra el gobierno.
Por otra parte, no creo que haga falta hacer mención a la enemistad entre Donald Trump y la que es a día de hoy mejor jugadora jugadora del planeta, Megan Rapinoe. Dos maneras de ver la sociedad totalmente distintas, pero creo que la política no debe entrar en el deporte, así que eso lo dejamos para otro tipo de medios.
Como una noche de primavera sin estrellas, la Challenge Cup perderá temporalmente a la única jugadora del campeonato imposible de aborrecer a cualquier aficionado al fútbol, perderá a la excelencia en persona, por desgracia, la magia de las botas californianas seguirán en un confinamiento paralelo.
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