Si los Juegos Olímpicos ya venían con el cartel de atípicos por la ausencia de público, ahora lo son más viendo a unos Estados Unidos que nos están dejando fríos
Estados Unidos lleva siendo favorito en todos y cada uno de los partidos que viene disputando en los últimos diez años y no podía ser menos en estos Juegos Olímpicos de Tokio. Mucho más favoritas las estadounidenses, si tenemos en cuenta que los Juegos Olímpicos es el único gran torneo que le falta por levantar a esta generación de estrellas.
No obstante, las expectativas generadas por el equipo hace menos de un mes están siendo muy diferentes a lo que hemos visto hasta el momento. En los tres partidos de fase de grupos que hemos visto hasta la fecha, la irregularidad ha sido la tónica del conjunto dirigido por un Vlatko Andonovoski que aunque tiene todavía posibilidades de llevarse medalla, tendrá que empezar a cambiar cosas.
Es cierto que la salida de Jill Ellis sembró algo de dudas, nunca es fácil decir adiós a una entrenadora con la cual se han levantado dos copas del mundo. Como ya hemos mencionado en varias ocasiones, el técnico macedonio, Vlatko Andonovski, no ha realizado apenas cambios en la selección, ni en aspectos tácticos ni grandes revoluciones a la hora de convocar jugadoras.
Aunque la filosofía de Jill Ellis funcionaba a las mil maravillas, si la entrenadora decidió poner punto y final a su etapa como seleccionadora sería por algo y por mucho que nos cueste aceptarlo, no todas las filosofías van a ser triunfadoras de forma eterna. Por lo que igual Vlatko debería olvidar los métodos de Jill y aprovechar la inercia de un equipo ganador pero con su propia esencia. Hora de dejar huella.
Después de escribir estos versos, me toca reconocer que es muy fácil criticar pero no tan fácil llegar hasta el oro cuando tienes la presión constantemente a tus espaldas. Aún así, creo que Vlatko ha mantenido la pasión y la unión del equipo, es decir, los problemas llegan a nivel táctico. Siempre será más fácil resolver una avería en el motor que un conflicto entre la tripulación en plena lucha por el oro.
El primer partido de Estados Unidos en estos Juegos Olímpicos fue sin duda del más alarmante. Sin exagerar, el peor choque de la selección en los últimos diez años y todos tenemos días malos pero a las estadounidenses ya se les empieza atragantar Suecia y no es la primera vez después de que las dejaran fuera de las pasadas olimpiadas en tanda de penaltis. No existe debate en que las suecas son el rival más difícil de batir para las ‘yankees’.
Hacía mucho tiempo que no veíamos a Estados Unidos marchar del partido sin anotar solamente un gol pues no solamente sucedió esto, sino que también encajaron tres en contra además de conceder una inferioridad táctica en toda regla y un segundo tiempo en el que solamente llegaron una vez a puerta.
Lo de Suecia pareció un mal día cuando vimos a unos Estados Unidos con la rabia en el cuerpo golear por 1-6 a una indefensa Nueva Zelanda que reconozcamos, no ha tenido su mejor torneo. Un duelo que recordaba a los mejores tiempos del equipos, es decir a lo que hemos estado acostumbrados a ver en los últimos cinco años. Dominio en todas las facetas, desde inicio hasta a final con una efectividad envidiable dentro de las áreas.
La felicidad era duradera en unos Estados Unidos que volvía a echarse las manos a la cabeza tras empatar a cero ante Australia en la última jornada y terminar clasificándose gracias a la diferencia de goles. Cabe decir también, que el duelo ante las oceánicas, se podría haber decantado perfectamente en una victoria australiana, fueron éstas quienes llevaron la voz cantante del juego.
Falta creación en los esquemas norteamericanos
El juego de toque nunca ha sido uno de los fuertes en Estados Unidos, es más siempre se ha basado en todo lo contrario. La sorpresa llega ahora cuando el nivel físico del resto de equipos es cada vez más similar al de las estadounidenses y estas se ven obligadas hacer daño con el balón en los pies.
Por mucho que lo intentan, parece que la única forma de hacer daño es al contraataque, haciendo del partido un correcalles y cuando esto no sale… las alternativas son inexistentes en el equipo. Parece mentira que no terminen de dar resultados las mismas jugadoras que levantaron dos mundiales con la misma idea que tanto mérito ha dado.
Ahora mismo el vestuario tiene encima la preocupación de caer en todo lo que han caído las grandes selecciones después de tocar el cielo, claros ejemplos, Italia 2006 y España 2010. Pero Estados Unidos es diferente, ha implantado un dominio nunca antes visto, un dominio ‘extraterrestre’.
Es por eso que a pesar de llegar al área rival y bloquearse con el balón en los pies y de estar posiblemente ante el final de una época dorada. Las yankees no pierden la esperanza de llevarse el título y no sería una sorpresa verlas con el oro dentro de una semana. Tan cerca y tan lejos…
Tres partidos pero los tres con presión encima y con la famosa frase de: “todos contra Estados Unidos”. En definitiva, todos en busca de tumbar la que ha sido la mayor fortaleza de la historia del fútbol femenino en los Juegos Olímpicos de Tokio.